Teoría de Vitoria-Gasteiz
Una ciudad no es solo un almacenamiento de casas, unas calles trazadas al azar, unas coordenadas en el mapa. Una ciudad es mucho más. La proximidad veraniega de nuestras fiestas y el anticipo de la alegría con la que siempre vivimos esos momentos nos demuestran que nuestra vida ciudadana se arraiga también en unos afectos y en unas querencias simbólicas que nos constituyen como ciudad y nos cohesionan como sociedad.
La ciudad es una invención humana y como todo lo humano lo natural en ella es la construcción, el artificio, el simbolismo, el acto de voluntad sobre el que se funda, la intención que la orienta.
La Ciudad fue en la era clásica el sujeto político por excelencia, así Atenas y Roma, Cartago, y antes Jerusalen o Tebas. La modernidad ha hecho del Estado-Nación el sujeto político de la era contemporánea aunque no el único, y hoy en Europa estamos articulando un sujeto político continental que no tiene precedentes en la historia por la complejidad de sus elementos. No hace mucho se ha presentado en Tesalónica el primer borrador de la Constitución Europea redactado por la Convención presidida por Valery Giscard D’Estaing.
La ciudad no es quizá ya sujeto político pero sí es desde luego la unidad de convivencia por antonomasia, en este momento las formas de vida urbana son mayoritarias en nuestro planeta. La ciudad es por lo tanto una invención exitosa. ¿Pero qué es una ciudad? . En su origen no era sino un espacio amurallado o cercado separado de su entorno para dar seguridad a sus habitantes, la ciudad nace con el propósito de establecer un fuero de paz para sus moradores, liberándoles de las inseguridades del espacio abierto. Al definir ese espacio y dar seguridad a sus habitantes, Hic est Victoria quae vincit, la ciudad se convierte en el lugar ideal para la actividad humana institucionalizada, para la realización de mercados, para la creación de empresas, tabernas, talleres, comercios, templos, bibliotecas...y eso produce la aparición de una sociabilidad condicionada por la existencia numerosa y determinante de los otros, de los vecinos. En italiano todavía vecino significa precisamente próximo.
La sociabilidad ciudadana se funda por lo tanto en ese fuero de paz y seguridad y también en la presencia intensiva de los otros, de los próximos con los que compito y coopero de una manera “civil” es decir según las reglas de la urbanidad.
El uso intensivo del espacio urbano y la proximidad de los otros son rasgos característicos de la vida ciudadana. Curiosamente la urbanidad, compensa esa proximidad con unas formas de distanciamiento y anonimato, de ahí que en la ciudad se puede dar la paradoja de estar rodeado de mucha gente y al mismo tiempo sentirse sólo.
La ciudad multiplica nuestra posibilidades de acción individual y también el número de los servicios públicos que se ponen a nuestro servicio de una manera accesible, precisamente como consecuencia de la proximidad de los poderes públicos, pero también difumina nuestra originalidad en un mar de identidades anónimas con las que mantenemos relaciones no de “tú a tú” sino de “Usted a usted”.
Nuestra ciudad, Vitoria-Gasteiz, nos permite todavía, gracias a su tamaño una vida de sociabilidad muy personalizada, no sólo en los barrios sino en su conjunto. La red de Centros Cívicos de que disponemos permite también una descentralización de la mayoría de los servicios municipales, y unas prestaciones de ocio, cultura y deporte, unos servicios de intervención social de base de gran cercanía que van mas allá de lo que es habitual en las ciudades de referencia de nuestro entorno.
En el marco del Plan Estratégico de la ciudad 2010, se están realizando en estos momentos unos encuentros que quieren ser ampliamente representativos de los diferentes sectores y sensibilidades ciudadanas bajo el título de Ciudadanía y Convivencia con el objeto de recoger el mayor número posible de opiniones y de ideas sobre tres ejes en los que se puede analizar la convivencia en nuestra ciudad: (1) Cohesión social, (2) Identidad ciudadana, y (3) Convivencia y Conflicto. Es decir se trata de reflexionar no sólo sobre los elementos materiales que hacen la ciudad sino también sobre los factores sociales y morales que nos constituyen, se trata de preguntarnos por ejemplo sobre qué acciones públicas y privadas aglutinan nuestra vida colectiva como ciudad, cómo convivimos como vecinos y vecinas a pesar de las diferencias de intereses, pero también ideológicas, filosóficas y religiosas que nos separan, cómo incorporamos a los que vienen a nosotros, qué estilo de vida proponemos para las nuevas generaciones, y cómo mantenemos el vínculo entre unas y otras generaciones, qué cosas construyen el “nosotros” que nos identifican como vitorianos/gasteiztarras, cómo nos relacionamos con nuestras dos lenguas oficiales – castellano y euskera - y cómo las hermanamos en un discurso civil común, cómo valoramos nuestros símbolos, fiestas, referencias emblemáticas de la ciudad, si conocemos nuestra historia, cómo resolvemos los conflictos ordinarios que la convivencia conlleva y cómo nos enfrentamos al grave conflicto de la violencia de persecución que sufren por causa del terrorismo tantos de nuestros conciudadanos...; entiendo como Síndico-Defensor Vecinal que de todo esto saldrá seguramente un diagnóstico que puede servirnos para entendernos un poco mejor a nosotros mismos y también para orientar la acción municipal de tal manera que puedan reforzarse los activos de nuestra convivencia y superarse los pasivos que la lastran. Que así sea.
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