Cortesía policial
1.- De las relaciones entre la Policía Local y los ciudadanos en el desempeño de sus funciones: respeto y cortesía.
No son infrecuentes las quejas que llegan a la oficina del Síndico-Herritarren Defendatzailea motivadas por lo que los ciudadanos consideran un trato desconsiderado de los agentes de policía municipal en el ejercicio de sus funciones.
En casi todos ellos los motivos de la queja no son fáciles de OBJETIVAR y se manifiestan con expresiones como “me miró mal”, “adoptó una actitud chulesca”, “hizo gestos desabridos”, “me gritó”, “tenía una actitud prepotente” “su expresión y lenguaje corporal tomó un rictus agresivo”…contrastados los hechos con los agentes implicados, son estos más bien los que se quejan de la falta de consideración con la que los ciudadanos se dirigen a ellos con expresiones y gestos de menosprecio, o llanamente con injurias.
Es evidente que la relación de los agentes de la policía no se suele producir en momentos de relax sino que lleva implícita siempre una cierta tensión, causada por el ejercicio de la potestad sancionadora, la eventualidad de una denuncia, el pago de una multa, o de una sanción. En ocasiones esa intervención se realiza además en relación con el tráfico rodado, con el estrés propio del mismo, a veces en horario nocturno, mediando consumo de bebidas alcohólicas…; en muchas ocasiones la intervención policial nos roba tiempo, nos interrumpe en nuestras actividades profesionales también sometidas a estrés, lo que añade otro factor de presión.
Los ciudadanos no siempre comprenden la función de autoridad que deben ejercer los agentes, cuestionan, replican y discuten hasta las más mínimas órdenes de estos, planteando debates que difícilmente pueden ser valorados por los agentes: “voy a estar sólo un momento”, “no he visto la señal”, “no es para tanto”, “no era mi intención”…o pero aún “te vas a enterar”, “no sabe con quien está hablando”…Los agentes se quejan a su vez de que “la calle está cada vez más difícil” y de que los ciudadanos son cada vez más agresivos.
La principal aspiración del humano, es sentirse respetado por los demás.
El respeto que demostremos a las personas contribuye a acrecentar su autoestima. La mayoría de las personas poseemos un "yo" frágil que precisa ser apuntalado con frecuencia y que reacciona agresivamente ante lo que percibe como una falta de consideración.
El respeto y la cortesía son obligaciones deontológicas de los agentes de la autoridad, que tiene que combinarse con la firmeza en el desempeño de su función, lo que no siempre es fácil.
Este tipo de problemas no tiene una solución jurídica neta sino que debe tratarse más bien como un problema de formación y de desarrollo de habilidades relacionales que tiene más que ver con la psicología que con la Ley.
Por otra parte la cortesía, como virtud social y cívica, no pasa por su mejor momento, nuestro sistema educativo y las modas sociales han primado los valores de la espontaneidad, la libertad personal, y la asertividad, frente a la contención y el respeto, lo que hace muchas veces se confunda franqueza con agresividad y falta de consideración.
En esta materia la Ley 4/1992, de 17 de julio, de Policía del País Vasco, de aplicación también a las Policías Locales establece:
Artículo 30.
1. Los miembros de la Policía del País Vasco actuarán con absoluta neutralidad política e imparcialidad, y evitarán cualquier práctica abusiva o arbitraria respetando en todo momento los principios de igualdad y no discriminación, y los demás que se consignan en la Constitución y en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
2. Deberán actuar en todo momento con integridad y dignidad, evitando todo comportamiento que pueda significar pérdida de la confianza y consideración que requieren sus funciones, o comprometer el prestigio o eficacia del servicio o de la Administración. En particular deben abstenerse de todo acto de corrupción y oponerse a éstos resueltamente.
3. En sus relaciones con los ciudadanos observarán un trato correcto y esmerado, proporcionando información cumplida, y tan amplia como sea posible, sobre las causas y finalidad de sus intervenciones.
Acreditarán su condición profesional siempre que sea necesario y cuando lo demanden las personas con las que se relacionen en sus actuaciones.
2.- De la necesidad de una formación adecuada y permanente en “habilidades sociales” por parte de la Policía Local.
La formación policial se ha reforzado en muchos aspectos relativos a la técnica policial, el derecho administrativo y penal, la autodefensa, la formación física, la criminología…pero quizá y especialmente en el caso de la Policía Local tan vinculada al ámbito urbano, sea preciso no olvidar los aspectos vinculados a las habilidades sociales: la gestión del conflicto, la cortesía policial, la resistencia a las provocaciones…
Tenemos conocimiento de que por parte de la Dirección de la Policía se han adoptado disposiciones para implementar nuevos recursos formativos en esta materia, y no podemos sino felicitarnos por ello, subrayando la importancia que tiene ese tipo de formación y hasta qué punto cualquier mejora en ese campo ha de redundar en una mayor consideración y en más eficacia en el conjunto de las tareas policiales. Es importante que los agentes, antiguos y nuevos, comprendan que sus tareas estrictamente policiales –siendo muy importantes- no son las únicas, y que especialmente la policía local es en gran medida también un agente de convivencia.
Por todo lo expuesto, venimos a RECORDAR la obligación legal a todos los agentes de la Policía de dispensar, a los ciudadanos en todo momento, y dentro de las circunstancias del caso, un trato correcto y esmerado, proporcionando información cumplida, y tan amplia como sea posible, sobre las causas y finalidad de sus intervenciones. Cuando el ciudadano no entiende la causa y el sentido de la intervención policial es más fácil que surja el conflicto.
Aplaudimos cualquier medida que se haya adoptado o se pueda adoptar en el futuro para reforzar las habilidades de los agentes en esta materia y solicitamos INFORMACION sobre los planes formativos vigentes o en curso, en estos momentos.
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